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25.Traducidas y Traducidos: TRADUCCIONES DEL FRÍO
Desde: Madison, EU
Wind chill factor. A modo de introducción.
Se te va a congelar hasta la risa, fueron las alentadoras palabras de uno de mis profesores cuando se enteró que había decidido estudiar en la Universidad de Wisconsin- Madison. No quise creerle hasta que sucedió. En mi primer invierno aquí no sólo se me congeló la risa, sino también el cabello, los pulmones y finalmente las lágrimas. Y no exagero. Gracias a esto fue que en aquellos primeros siete meses, -sí, aquí el invierno comienza a finales de octubre y termina hasta principios de mayo- encontré una realidad para la cual no tenía ningún tipo de referencia. La definición de frío cambiaba cada día, incluso cada hora. Me descubría en las calles pensando que lo que sentía era, ahora sí, el verdadero frío; pero al día siguiente, cuando el termómetro bajaba un poco más, volvía a decirme lo mismo. Arrebatando sustantivos dejé el clima de muchos días sin nombre. Comencé a utilizar términos en inglés para los cuales aún no encuentro un equivalente aceptable. Un buen ejemplo es carámbano que parece más un término de billar y no un pedazo de hielo que cuelga de las puertas y las ventanas. Otro, mi favorito, es wind chill factor. La traducción, temperatura aparente o temperatura de sensación, no define ni de lejos algo que podría explicarse como: estúpido viento matador que congela hasta el blanco de los ojos. Sin las palabras necesarias, cómo nombrar aquello que duele en lugares que no había sentido antes. A mí el frío me deja sin habla, literal y metafóricamente.
No soy la única con este problema. La experiencia de vivir el invierno en esta ciudad puede ser interesante, abrumadora, diferente, hermosa, pero sobre todo muy personal. Por eso hemos decidido presentar este proyecto. Diez mujeres (y un agregado cultural), de distintas partes del mundo, nos hemos enfrentado con las palabras para poder traducir nuestra experiencia del frío. Éstas vienen en diversos tamaños y formas, porque quisimos presentar la mayor cantidad de puntos de vista que nos fuera posible. Sin embargo, es difícil explicar con palabras algo que sólo puede experimentarse in situ. Por eso, si a pesar de leer los textos no logran comprender nuestras traducciones, voy a darles el mismo consejo que le doy a quien me pide le describa mi vida en Madison. Vayan a la cocina, abran el congelador y metan la cabeza. El frío que sientan ahí, comparativamente, es para nosotros un agradable y cálido día de enero.
Giannina Reyes Giardiello
México
Before
After
Kaffeewetter
Das Wetter hier in Wisconsin ist einfach nur verrückt. Im Sommer ist es so heiß, dass es schwer vorstellbar ist, dass es hier auch kalt werden kann. Aber dann kommt der Winter und es wird kalt. Richtig kalt. Und wenn man dann glaubt, es könne unmöglich noch kälter werden, wird es auch noch windig. So wie gestern ... .
Ich musste unbedingt ein paar Lebensmittel einkaufen. Alltägliche Besorgungen, die im Sommer eine Kleinigkeit sind, stellen im Winter ein größeres Problem dar. Das Einkaufen erfordert immer erst einen halbstündigen Kampf mit meinem inneren Schweinehund, der sich partout wehrt, die warme Wohnung zu verlassen. Irgendwie kann ich ihn ja auch verstehen, meinen inneren Schweinehund. Klar hat er Angst vor allem, was sich im Winter außerhalb meiner vier Wände abspielt, denn draußen lauern neben der Kälte auch größere Gefahren. An der Dachrinne direkt über meiner Haustür hängt nicht etwa ein romantischer Mistelzweig, wie man es aus amerikanischen Spielfilmen kennt, sondern ein meterlanger Eiszapfen. Lasst ihn uns einfach ....hmmmm... Todeszapfen nennen. Zwar habe ich keine Ahnung, wie viele Menschen in den USA jährlich von Eiszapfen erschlagen werden, aber ich habe fest beschlossen, dass ich nicht zu diesen Menschen gehören werde. Daher benutze ich in den Wintermonaten lieber meine Hintertür als die Haustür.
Wenn man es trotz des inneren Schweinehundes und des Todeszapfens nach draußen schafft, fühlt man die Kälte als erstes in der Nase. Nach 2-3 Schritten fängt sie an zu kitzeln. Man fragt sich, ob man sich vielleicht mal die Nase putzen sollte, weil es ja ein Popel sein könnte. {Da, ich kann es kaum fassen, aber jetzt hab ich es tatsächlich in aller Öffentlichkeit geschrieben: Popel.} Doch dann merkt man: Nein, es ist kein Popel {Da! Schon wieder!}, sondern es sind die Nasenhaare, die durch den Kontakt des eigenen Atems mit der eiskalten Luft schockgefroren sind. Naseputzen wäre jetzt ein ganz großer Fehler. Mehr Flüssigkeit, die an die eiskalte Luft gelangt - Ihr könnt Euch bestimmt bildlich die Folgen vorstellen auch ohne, dass ich das Wort Popel noch mal schreibe. {Oh, Mist! Jetzt hab ich’s doch getan.}
So kämpfte ich mich also mit meinem Schweinehund im Schlepptau und gefrorenen Nasenhaaren weiter durch die Kälte in Richtung Supermarkt. Es wurde immer windiger und bald war meine Nase so zugefroren, dass ich durch den Mund atmen musste. Ich dachte, ich sterbe. Mitten auf der Straße auf dem Weg zum Supermarkt. Erfroren! Das war alles nicht Teil des Plans. Mein Plan beinhaltete eine akademische Karriere und, wenn ich ehrlich mit mir selbst und der Welt bin, auch einen großen, gut aussehenden, dunkelhaarigen Amerikaner. Stattdessen würde man demnächst in der Zeitung lesen:
Deutsche Studentin ohne dunkelhaarigen Freund oder Publikationen in Aussicht stirbt auf dem Weg zum Supermarkt.
Die Todesursache wurde noch nicht geklärt, aber bei der Obduktion der jungen Frau wurde eine ungewöhnlich hohe Anzahl von Popeln in der Nase entdeckt...
Naja, um mich kurz zu fassen: Ich habe es noch nicht einmal die 15 Minuten Fußweg von meiner Wohnung zum Supermarkt geschafft, sondern musste in ein typisch amerikanisches Café einkehren. So ein Pech auch! Und gerade in das Kaffeehaus, wo es doch den neuen Zimtkaffee gibt, den ich schon immer mal probieren wollte. Normalerweise gebe ich ja kein Geld für diese überteuerten Modekaffees aus, aber schließlich wäre es auch sehr unhöflich gewesen, sich in das Café zu setzen ohne etwas zu bestellen. Ich war also praktisch gezwungen, einen leckeren Milchkaffee zu trinken.
Was soll man dazu sagen: Man hat es schon nicht leicht im Winter hier in Wisconsin!
Nicola Schmerbeck
Alemania
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Before
麦迪逊的冬天冷得让我想变成乌龟—把头脚都缩起来然后滚着出去。
El frío de Madison es tanto que me gustaría convertirme en tortuga, esconder mis brazos, mi cabeza y después hacerme bolita.
Tianlin Wang
China
After
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Before
매디슨의 겨울은 욕으로 시작해서 욕으로 끝난다.
El invierno en Madison comienza y termina con una sola palabra: mierda.
Kee-Jin Choi
Corea
After
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Before
Lo blanco
Blanco. Todo es muy blanco aquí. Demasiado blanco para mi paladar caribeño. A mi bisabuela no le hubiera disgustado, claro: ¡“Hay que adelantar la raza, mi niña”!... Pero lo que ella nunca se imaginó es que tanto blanco podía dar fobia, causar vértigo, removerte el piso bajo los pies y hacerte sentir como si estuvieras cayendo en un abismo de esos que en sueños resultan devastadores.
La primera vez me pareció que estaba frente a una amenazante página en blanco, inconmensurable y devoradora como suelen ser todas las páginas en blanco para quien pretende verter un poco de tinta sobre ellas. Fue salir y darme cuenta que el espacio era una gran hoja de papel y que ese poco de tinta que hubiera sido yo no podría inscribirse nunca con sentido. Si acaso como mancha ilegible: un borrón chapucero, grafía desarticulada de quien sabe que no pertenece a un lugar. Si acaso…
Era noviembre y el reloj marcaba cualquier intervalo entre las seis y las ocho de la mañana. Atrasada, como siempre, salté de la cama y corrí para ponerme en camino de no importa qué lugar. No se me ocurrió descorrer las cortinas y mirar para afuera. Salí disparada, casi entre sueños todavía, maldiciéndome porque se me iba a ir la guagua y otra vez llegaría tarde a mi clase, llena de gente puntual que no sabe (ni entiende) de atrasos. Y abrí la puerta…
Blanco sobre blanco; mano que borra el mundo; vacío total. El verde de los pinos era una silueta lechosa que se prolongaba sobre otra claridad fantasmal: una calle, un camino, una colina, teñidos de una blancura cegadora. Los carros que aún dormitaban desaparecían enterrados en montañas de más blanco. El cielo cubierto de nubes no hacía más que reflejar el gran borrón que era el suelo. Ni un alma deambulaba por aquel mar suprematista, que esperaba mis pisadas sólo para tragarme. Caminar hubiera sido dejar mi huella, escribir e inscribirme… pero también hundirme en la nada, borrarme al paso que avanzaba o difuminarme minutos después bajo otros rastros superpuestos al mío. Babel o la nada.
Todo ocurrió en fracciones de segundos… Abrí la puerta. Y entonces vino el miedo. Y el frío del alma. Y el vértigo. Mis pies, desgarrados, no fueron capaces de generar movimiento. Mi ser, en aquel no lugar de la experiencia, se negó a escribir con tinta sobre esa gran mancha blanca, profanadora.
No di un solo paso.
Fue la primera vez que vi la nieve.
Saylín Álvarez Oquendo
Cuba
After
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Before
El frío
Insistes en despertarme, como si me conocieras; como si acostumbraras cada mañana hacerme cosquillas suavecitas en los dedos de los pies; como si fueras al que siempre se veo en los sueños, en el momento preciso en que me encuentro cara a cara con la muerte; como si encontraras cada noche ese rincón en el que dejo descansar mis secretos; como si supieras que aunque pretendieras esconderte, te respiraría. Insistes en despertarme, sí, como si fueras lo que siempre niegas, como si no pretendieras cada noche disfrazarte de calor.
Marilén Loyola
Cubanarriqueñamericana
After
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Before
Šaltis
Drebulys nuo šalčio sukausto mano nugarą gelenčiais skausmais, kurie lyg mėšlungis įkalina jos raumenis. Pirštų galai maudžia geležiniu
degesiu.
Drebu.
Tam tikros vietos, ypač gležnios, lengviausiai pasiduoda.
Kažkur kaklo vidury.
GuoLIS.
Atimta šildančios tekstilės, pastirusi
Pasišiaušusi, mano oda įgauna AkMenuOtą tekstūrą.
Patuoluose susiriečiu
Su viltim, kak vienu ar kitu būdu kūnas kūno neišduos,
Kad sušildys.
Tik iliuzija.
Vanduo ir rytas.
Ir vėl akmenys. Jų paviršius dar ilgai brėš,
Kol šaltis tūnos erdvėse, tarpuvėtiese, tarp akmenų ir kažko kito.
Nesustabdomas drebulys pyktis raukšlės ir aimanos.
Neva garsai šildytų.
Kitur irgi tampsu.
El frío
El tiritar del frío cala mi espalda
En dolores abrasantes que como calambres encadena los músculos. Los puntos
De los dedos arden en un dolor
Metálico.
Tiemblo.
Ciertos lugares, los más vulnerables, se rinden más fácilmente.
En un punto indeterminado del cuello.
El leCHo.
Sin mantas que calientan, tiesa
De piel de gallina, mi piel adquiere una textura pieDRoSa.
En las cobijas me tuerzo
Con esperanzas de que de un modo u otro cuerpo no traicione al cuerpo,
Que me caliente.
Sólo una ilusión.
El agua y la mañana.
Las piedras otra vez. Su superficie todavía rasgará por mucho tiempo ,
Mientras haya frío en los espacios, entre espacios, entre las piedras y algo más.
Un temblar incesante ira arrugas y lloriqueos.
Como si el sonido pudiera calentar.
En otros lugares también está oscuro.
Kristina Puotkalyte-Gurgel
Lituania
After
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Before
Pergunte a qualquer brasileiro, morando no Brasil, qual é um de seus sonhos e ele dirá: “Ter um Natal com neve!” E eu não fui uma exceção. Aquela neve linda, branquinha, romântica, que transmite um ar de paz, prosperidade, beleza, e tudo que parecia existir só em países nobres, civilizados e educados enquanto que nós, pobres latino-americanos, destinados a derreter sob o sol tropical de dezembro, sem mesmo poder conceber algo tão belo como a neve.
Agora pergunte para uma brasileiro, morando em um país nobre, civilizado, nórdico, qual é um dos seus sonhos e ele dirá: “Voltar para o Natal para aquela terra quentinha, alegre, feliz, com ritmo, com dança, com ginga, que tem uma comida saborosa e fugir deste frio que me deixa azedo, deprimido, triste...” E você pode perguntar novamente: “Mas não era você que sonhava em ter um natal com neve?” E ele responderá simplesmente: “Pois é....”
A vida parece ter um senso de humor bastante interessante, principalmente no meu caso. Lembro-me sendo uma dessas brasileiras, cujo maior sonho era ver neve e morar em um lugar em que o calor fosse mínimo e pudesse respirar o ar civilizado e nobre que o frio transparece. Hoje, olho pela janela e estou em um desses lugares: o cume das montanhas está branco, congelado e com neve, o lago congelado com o frio, as pessoas congeladas em seus mundos e isoladas por sua frieza. E eu, com minhas lágrimas de saudades, congeladas em meu rosto...
Pregúntele a cualquier brasileño, que viva en Brasil, cuál es uno de sus sueños y le responderá: “¡Tener una Navidad con nieve!” Yo no era la excepción. Aquella nieve linda, blanquita, romántica que transmite un aire de paz, prosperidad, belleza era todo lo que parecía existir solamente en los países nobles, civilizados y educados, mientras que nosotros pobres latinoamericanos estábamos destinados a derretirnos bajo el sol tropical de diciembre, sin poder concebir siquiera algo tan bello como la nieve.
Ahora pregúntele a un brasileño, viviendo en un país noble, civilizado, nórdico, cuál es uno de sus sueños y le responderá: “Volver en Navidad para aquella tierra calentita, alegre, feliz, con ritmo, con bailes, con candencia, que tiene una comida sabrosa y huir de este frío que me deja amargado, deprimido y triste...” Y usted puede preguntar nuevamente: “Pero, ¿no era usted el que soñaba con tener una navidad nevada?” Y él responderá: “Pues era...”
La vida parece tener un sentido del humor bastante interesante, sobre todo en mi caso. Me recuerdo siendo Recuerdo haber sido una de esas brasileñas, cuyo mayor sueño era ver la nieve y vivir en un lugar donde el calor fuera mínimo y pudiera, así, respirar el aire civilizado y noble que el frío transmite. Hoy, miro por la ventana y estoy en uno de esos lugares: la cumbre de las montañas está blanca, congelada y con nieve, el lago se ha congelado a causa del frío, las personas están congeladas en sus mundos e aisladas por su frialdad. Y yo estoy, con lágrimas de nostalgia, congeladas en mi rostro...
Vanessa Fitzgibbon
Brasil
After
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Before
Januari. Vad härligt, det är riktigt kallt ute. Jag är på promenad i Skärgården. Vad vackert det är! Luften är klar och torr. Solen skiner och det blänker när ljusstrålarna möter isen. Snön på tallarna och de andra träden glittrar så fint. Utsikten är bedårande. Jag tar en liten rast och packar upp min matsäck. Det är nu varmchoklad smakar som bäst! Jag njuter av stunden och fylls av en otrolig lugn.
Vilken underbar natur Gud har skapat!
Enero. Qué gloria; está agradable y frío afuera. Camino por Skärgården. ¡Es tan hermoso! El aire está claro y seco. El sol brilla y reluce cuando sus rayos chocan con el hielo. La nieve sobre los pinos y los demás árboles brilla calmadamente. El paisaje es encantador. Tomo un breve descanso y saco mi almuerzo. Este es el momento exacto en que el chocolate sabe a gloria. Disfruto el momento, estoy llena de una paz increíble.
¡Cuán bella es la naturaleza que Dios ha creado!
Janine Wenzel
Viena/ Suecia
After
[Traducciones del Frío]